HEMORRAGIAS EXTERNAS
En este caso la sangre sale al exterior, tras la rotura de una arteria, vena o capilar.
Por lo tanto, habrá un signo evidente, que es la sangre que brota por el punto hemorrágico. Sea cual sea el mecanismo de producción de la hemorragia, incisión con un objeto cortante, contusión con herida abierta, etc., nuestra actuación irá encaminada en primer lugar a detenerla.
Pérdidas copiosas de sangre, por encima de los 500 c.c., conducen a una situación de colapso o incluso a un shock hipovolémico, que describiremos en el apartado sobre la pérdida de conciencia. También hemos de tener presente que la sangre que perdemos es muy aparatosa, por lo que pequeñas cantidades de sangre nos pueden dar la sensación de una gran hemorragia.
Las hemorragias pueden ser arteriales, venosas o capilares. En las primeras, la sangre surge de forma más brusca, brotando a la vez que los latidos del corazón; en las hemorragias venosas la sangre sale de forma más continua y su color es un poco más oscuro. En la práctica esta diferenciación no es fácil, por lo que apenas la tendremos en cuenta a la hora de aplicar los primeros auxilios.
Medidas a tomar ante una hemorragia externa:
Hemorragia externa:
1. Compresión de la zona sangrante
• Colocar gasas o telas
• No retirar las gasas empapadas
• Mantener la compresión hasta su
traslado
2. Colocar tumbado boca arriba y elevar
la zona sangrante por encima del
corazón
3. Comprimir a distancia la arteria sangrante
4. Colocar un torniquete (sólo si fracasan
las medidas anteriores)
1. Compresión de la zona sangrante.
Ante cualquier hemorragia nuestra primera y principal acción será: comprimir con nuestra propia mano la zona que sangra. Para ello colocaremos sobre la zona hemorrágica unas gasas, o un cojín hemostático (vendaje provisto de una espuma para favorecer la compresión en caso de hemorragia), y si no disponemos de éstos, un pañuelo, o cualquier trapo o ropa limpia.
Para mantener la presión podemos colocar un vendaje compresivo. La compresión se mantendrá hasta que el herido sea atendido en un centro médico. No hay que retirar las gasas o telas que hayamos puesto sobre la herida, por el riesgo de que vuelva a sangrar al arrancar los coágulos. En el caso de que la herida siga sangrando, colocaremos nuevas gasas encima de las que habíamos puesto, y seguiremos manteniendo la presión.
2. Colocar tumbado al accidentado y elevar la zona afectada por encima del corazón.
Ante una hemorragia masiva con inminente riesgo de colapso, colocaremos al accidentado tumbado boca arriba, a la vez que elevamos la zona afectada, especialmente las extremidades. Tanto la elevación de la zona afectada, como la colocación en posición horizontal, serán simultáneas a la compresión de la herida.
En este caso la sangre sale al exterior, tras la rotura de una arteria, vena o capilar.
Por lo tanto, habrá un signo evidente, que es la sangre que brota por el punto hemorrágico. Sea cual sea el mecanismo de producción de la hemorragia, incisión con un objeto cortante, contusión con herida abierta, etc., nuestra actuación irá encaminada en primer lugar a detenerla.
Pérdidas copiosas de sangre, por encima de los 500 c.c., conducen a una situación de colapso o incluso a un shock hipovolémico, que describiremos en el apartado sobre la pérdida de conciencia. También hemos de tener presente que la sangre que perdemos es muy aparatosa, por lo que pequeñas cantidades de sangre nos pueden dar la sensación de una gran hemorragia.
Las hemorragias pueden ser arteriales, venosas o capilares. En las primeras, la sangre surge de forma más brusca, brotando a la vez que los latidos del corazón; en las hemorragias venosas la sangre sale de forma más continua y su color es un poco más oscuro. En la práctica esta diferenciación no es fácil, por lo que apenas la tendremos en cuenta a la hora de aplicar los primeros auxilios.
Medidas a tomar ante una hemorragia externa:
Hemorragia externa:
1. Compresión de la zona sangrante
• Colocar gasas o telas
• No retirar las gasas empapadas
• Mantener la compresión hasta su
traslado
2. Colocar tumbado boca arriba y elevar
la zona sangrante por encima del
corazón
3. Comprimir a distancia la arteria sangrante
4. Colocar un torniquete (sólo si fracasan
las medidas anteriores)
1. Compresión de la zona sangrante.
Ante cualquier hemorragia nuestra primera y principal acción será: comprimir con nuestra propia mano la zona que sangra. Para ello colocaremos sobre la zona hemorrágica unas gasas, o un cojín hemostático (vendaje provisto de una espuma para favorecer la compresión en caso de hemorragia), y si no disponemos de éstos, un pañuelo, o cualquier trapo o ropa limpia.
Para mantener la presión podemos colocar un vendaje compresivo. La compresión se mantendrá hasta que el herido sea atendido en un centro médico. No hay que retirar las gasas o telas que hayamos puesto sobre la herida, por el riesgo de que vuelva a sangrar al arrancar los coágulos. En el caso de que la herida siga sangrando, colocaremos nuevas gasas encima de las que habíamos puesto, y seguiremos manteniendo la presión.
2. Colocar tumbado al accidentado y elevar la zona afectada por encima del corazón.
Ante una hemorragia masiva con inminente riesgo de colapso, colocaremos al accidentado tumbado boca arriba, a la vez que elevamos la zona afectada, especialmente las extremidades. Tanto la elevación de la zona afectada, como la colocación en posición horizontal, serán simultáneas a la compresión de la herida.
3. Cuando la presión local no sea suficiente, presionaremos en una zona más alejada del foco de la hemorragia, correspondiente al trayecto de la arteria que ocasiona la hemorragia.
Esta maniobra requiere conocer el trayecto que sigue la arteria sangrante. Ésta se comprime en determinadas zonas situadas entre el foco hemorrágico y el corazón. Sin entrar a fondo en sus recorridos, consideraremos tres zonas de compresión según la hemorragia corresponda a los brazos, las piernas o el cuello.• La hemorragia de la arteria carótida, en el cuello, se puede intentar detener comprimiendo la arteria localizada entre la tráquea y el músculo esternocleidomastoideo en la parte superior del cuello, con el dedo pulgar por delante, aplastándola contra la columna vertebral, que sujetaremos con los otros dedos por detrás del cuello.
• La hemorragia de la arteria humeral en el brazo puede tener dos puntos de compresión, en su parte superior se comprime con el dedo pulgar en el hueco existente por encima y dentro de la clavícula, contra la primera costilla. También podemos comprimir la arteria con el dedo pulgar, en la mitad de la cara interna del brazo, justo por debajo del músculo bíceps, comprimiéndola contra el húmero.
• La hemorragia de la arteria femoral en la pierna, la realizaremos con el puño cerrado, comprimiendo sobre la ingle. Medidas preventivas y primeros auxilios en el medio natural
4. Colocación de un torniquete.
Solamente lo colocaremos en casos extremos, cuando la hemorragia no se cohíba mediante la compresión distal de la arteria. El torniquete se colocará en las extremidades, entre la zona sangrante y el corazón, siempre por encima de las rodillas o de los codos. Utilizaremos una tela o
venda ancha, nunca cordeles u objetos finos que puedan cortar. Daremos varias vueltas con la venda o tela alrededor de la extremidad sujetándola con un nudo, en el cual pondremos un palo u objeto rígido, que giraremos hasta que cese el paso de la sangre y se detenga la hemorragia.
Cuando coloquemos un torniquete deberemos poner un cartel en la persona accidentada indicando que lo lleva, procurando, cuando lo tapemos para evitar que pierda el calor corporal, dejarlo visible.
Aunque hay opiniones contradictorias según autores, una vez colocado un torniquete solamente debe ser aflojado en un centro médico, por la posibilidad de producirse una muerte súbita al soltarlo.
• La hemorragia de la arteria humeral en el brazo puede tener dos puntos de compresión, en su parte superior se comprime con el dedo pulgar en el hueco existente por encima y dentro de la clavícula, contra la primera costilla. También podemos comprimir la arteria con el dedo pulgar, en la mitad de la cara interna del brazo, justo por debajo del músculo bíceps, comprimiéndola contra el húmero.
• La hemorragia de la arteria femoral en la pierna, la realizaremos con el puño cerrado, comprimiendo sobre la ingle. Medidas preventivas y primeros auxilios en el medio natural
4. Colocación de un torniquete.
Solamente lo colocaremos en casos extremos, cuando la hemorragia no se cohíba mediante la compresión distal de la arteria. El torniquete se colocará en las extremidades, entre la zona sangrante y el corazón, siempre por encima de las rodillas o de los codos. Utilizaremos una tela o
venda ancha, nunca cordeles u objetos finos que puedan cortar. Daremos varias vueltas con la venda o tela alrededor de la extremidad sujetándola con un nudo, en el cual pondremos un palo u objeto rígido, que giraremos hasta que cese el paso de la sangre y se detenga la hemorragia.
Cuando coloquemos un torniquete deberemos poner un cartel en la persona accidentada indicando que lo lleva, procurando, cuando lo tapemos para evitar que pierda el calor corporal, dejarlo visible.
Aunque hay opiniones contradictorias según autores, una vez colocado un torniquete solamente debe ser aflojado en un centro médico, por la posibilidad de producirse una muerte súbita al soltarlo.
Yo utilice una vez pimentón dulce molido, para cortarle una hemorragia a un perro grande. Era una hemorragia grande en la que la sangre salía a chorros y por mas gasas y presión que le pusiese no se cortaba, al final la solución me la dio mi madre, jejej, puse una cantidad de pimentón, como la que cabria en un vaso de agua, en un trapo y lo presione en la herida, y esto la taponò.