UTENSILIOS DE COCINA, PARRILLAS Y ASADORES
Si carecemos de utensilios de cocina, podemos improvisar algunos. Un elemento cortante, que haga las funciones de navaja, lo podemos fabricar buscando alguna piedra puntiaguda. Esta labor no será sencilla si nos encontramos en las proximidades de ríos con abundancia de cantos rodados. Podemos construirnos algún pincho o tenedor con ramas, preferiblemente verdes, a las que sacaremos un poco de punta.
Para tomar alimentos un poco elaborados, tal vez lo más socorrido sea una losa de piedra, lo más delgada posible, que colocamos sobre el fuego o las brasas, apoyada sobre tres piedras. Sobre ella podemos, a modo de parrilla, asar o calentar algunos alimentos.
Otra alternativa es suspender los alimentos sobre el fuego por medio de algún soporte. Éste puede constar de tres ramas apoyadas entre sí a modo de trípode; del vértice colgamos el recipiente que usaremos para nuestro guiso.
Si lo que queremos es asar o tostar alimentos podemos emplear una rama verde en la que, una vez pelada, ensartamos el alimento o colgamos el recipiente de calentar la comida. La rama la colocaremos sobre las brasas apoyada en dos horquillas. Constantemente deberemos girar la rama con los alimentos para que éstos se cocinen homogéneamente. Este sistema nos puede servir para asar carnes o pescados, tostar pan o calentar el desayuno.
COCINAS
En situaciones con viento, una simple hoguera puede que no sea suficiente para poder cocinar nuestra comida. Es posible que necesitemos proteger el fuego para sacarle el máximo rendimiento. Una forma útil y socorrida es hacer un pequeño muro de piedras, bien alrededor de la hoguera, bien cubriendo la dirección del viento. En caso de no ser un terreno pedregoso, también resulta eficaz el cavar un pequeño agujero en la tierra, apropiado a la dimensión de la hoguera. En ambos casos colocaremos los recipientes de cocinar sobre el fuego apoyados sobre unas trébedes. Éstas las podemos improvisar con ramas verdes o con piedras.
En cualquier tipo de hogar hay que prestar atención a que el fuego se mantenga vivo, favoreciendo la correcta ventilación.
A la hora de preparar comidas con este tipo de cocinas deberemos calcular, bien la cantidad de calor que transmite nuestra fogata, bien la distancia a la que tenemos que colocar los alimentos para que éstos sean cocinados correctamente. Si hay mucho fuego o están muy cerca de llamas o brasas es posible que los quememos. En caso contrario, puede ser que no lleguen siquiera a calentarse.
Para tomar alimentos un poco elaborados, tal vez lo más socorrido sea una losa de piedra, lo más delgada posible, que colocamos sobre el fuego o las brasas, apoyada sobre tres piedras. Sobre ella podemos, a modo de parrilla, asar o calentar algunos alimentos.
Otra alternativa es suspender los alimentos sobre el fuego por medio de algún soporte. Éste puede constar de tres ramas apoyadas entre sí a modo de trípode; del vértice colgamos el recipiente que usaremos para nuestro guiso.
Si lo que queremos es asar o tostar alimentos podemos emplear una rama verde en la que, una vez pelada, ensartamos el alimento o colgamos el recipiente de calentar la comida. La rama la colocaremos sobre las brasas apoyada en dos horquillas. Constantemente deberemos girar la rama con los alimentos para que éstos se cocinen homogéneamente. Este sistema nos puede servir para asar carnes o pescados, tostar pan o calentar el desayuno.
COCINAS
En situaciones con viento, una simple hoguera puede que no sea suficiente para poder cocinar nuestra comida. Es posible que necesitemos proteger el fuego para sacarle el máximo rendimiento. Una forma útil y socorrida es hacer un pequeño muro de piedras, bien alrededor de la hoguera, bien cubriendo la dirección del viento. En caso de no ser un terreno pedregoso, también resulta eficaz el cavar un pequeño agujero en la tierra, apropiado a la dimensión de la hoguera. En ambos casos colocaremos los recipientes de cocinar sobre el fuego apoyados sobre unas trébedes. Éstas las podemos improvisar con ramas verdes o con piedras.
En cualquier tipo de hogar hay que prestar atención a que el fuego se mantenga vivo, favoreciendo la correcta ventilación.
A la hora de preparar comidas con este tipo de cocinas deberemos calcular, bien la cantidad de calor que transmite nuestra fogata, bien la distancia a la que tenemos que colocar los alimentos para que éstos sean cocinados correctamente. Si hay mucho fuego o están muy cerca de llamas o brasas es posible que los quememos. En caso contrario, puede ser que no lleguen siquiera a calentarse.
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